Victoria Gonzalez nos recomienda

Sangre en los estantes, de Paco Camarasa

No lean este libro. Desoír mi consejo puede acarrearles graves consecuencias, sobre todo si son esa clase de gente que se siente atraída por la novela negra.

En la cubierta deberían advertirlo, igual que en las cajetillas de tabaco se indica a los incautos que fumar mata.

Que conste que les he avisado. No me vengan con reclamaciones.

Sangre en los estantes, de Paco Camarasa, podría definirse como un recorrido por los autores esenciales de la novela negrocriminal y por sus conceptos más esenciales en forma de diccionario. ¿La descripción les parece inofensiva? Cambiarán de opinión cuando empiecen a leer. Quedarán atrapados. Lo subrayarán, lo llenarán de notas adhesivas y lo consultarán una y otra vez en busca de consejo. Sí, es de esa clase de libros al que uno termina enganchado, como nos enganchamos a un amigo que nos dice la verdad, sin rodeos ni convencionalismos.

            Descubrirán que no saben de novela negra tanto como creían, van a tomar conciencia de lo mucho que aún les queda por leer y, lo que es peor, sus deseos de hacerlo aumentarán como una masa de bizcocho con doble de levadura. Tal vez ese sea el principal delito del autor, inocularnos el ansia de seguir leyendo, de continuar la aventura de descubrir un autor más, y otro después.

Paco Camarasa, fundador junto a Montse Clavé de la mítica Negra y Criminal, excomisario de BCNegra y lector impenitente tiene la justa dosis de perversión que define a un buen librero. Es un experto a la hora de colocar el objeto de deseo en tus manos, dejarte a solas para que lo olfatees, lo acaricies y luego regresar para susurrarte al oído las virtudes del autor. Eso es lo que hace en Sangre en los estantes.

Camarasa es uno de los individuos que más sabe del género negro –él suele afirmar con modestia que sólo es uno de los mejor informados-, y eso se nota. No es frecuente que la persona que posee un gran conocimiento tenga el don de transmitirlo. Un gran bagaje suele marcar distancia. No es el caso. A Paco no le tienta el alardear; su único deseo es compartir. Por eso ha conseguido un libro de lectura fácil y estimulante. De cada autor atina a resaltar la diferencia, el detalle genuino. Define sin estereotipar, sugiere sin adoctrinar, aconseja sin dirigir. Y lo hace con pinceladas breves, variadas, precisas, como un pintor impresionista ante cuya obra solo hay que dar un paso atrás para descubrir un cuadro lleno de luz.

Poco antes de cerrar su famosa librería, el autor se quejaba de la tiranía que imponen las grandes cadenas, monstruos que acabarán por devorar las ediciones más modestas y a la vez más selectas. Pequeños tesoros que merecen llegar al lector. “Al final todos leeremos lo mismo, lo que las grandes editoriales quieran que leamos. Perdida la diversidad, seremos como moscas, encantados de ir hacia la mierda, pensando que la mayoría no puede estar equivocada”.

A pesar de lo que les advertí al principio, sean valientes y lean Sangre en los estantes. Sentir que nos queda mucho por descubrir forma parte del aprendizaje. Cuanto más se sabe, más conciencia se tiene de lo que aún se desconoce.

Mejor eso que ser moscas que se posan sobre el libro equivocado.

Reseñada por Victoria González Torralba (Barcelona), periodista y escritora. Autora de Llámame Méndez.