"Imaginemos a un poeta que reúne en una voz de insólito virtuosismo y brillantez la herencia de nombres como Yeats, Wallace Stevens, Lezama Lima o Rubén Darío, a los que habría que añadir otros como Leopoldo María Panero, y además al poeta Roberto Bolaño y además al poeta Vladimir Nabokov, especialmente el del genial poema "Pálido fuego". Imaginemos a un poeta que reúne todas estas cosas en una paleta donde aparecen colores traídos por Rilke, por Kleist, por Hölderlin, el recuerdo de la «isla donde los cantos son verdad» de las Lamentaciones de Menón por Diótima o la fascinación de las rosas místicas de Rubén Darío..." Andrés Ibáñez. ABC Cultural