Esta obra, rehuyendo el biopic, se adentra por primera vez, desde la sensibilidad y el tratamiento del teatro actual, en la figura viva y contradictoria del pianista Iturbi (1895-1980). Un artista que era tan capaz de tocar magistralmente Mozart o Albéniz, como de acompañar a Groucho Marx tocando el bugui-bugui en programas radiofónicos.